Newsletter #4 – Cercos verdes: un cambio hacia adelante


Decenas de chicos y chicas pasean por el Árbol de las Zarigüeyas y siguen su camino por el Alambrado de las Mariposas, que se extiende por varios metros. Después de un descanso en el Bosque Encantado y de un banquete de frutas y verduras de la huerta, corren al Anfiteatro Verde para aprender el ciclo de la vida, con los brotes de semilla de una calabaza.

La escena, con sus nombres y sus acciones, parece sacada de un cuento de aventuras juveniles. Pero nada más lejano. Se tratan, en realidad, de actividades diarias de las y los estudiantes de la escuela pública bonaerense Nº6 “Sargento Bernabé Márquez”, uno de los dos centros educativos argentinos que disfrutan del proyecto Respirar/Breathe, una iniciativa de la Universidad de Buenos Aires y la Universidad de Sheffield -y con el impulso de Ubatec- para construir cercos verdes en los patios escolares que mejoran, no solo la calidad del aire, sino el bienestar social.


Niños y niñas, más vulnerables a la contaminación

“Ser protagonistas del cambio”. Con esa ambiciosa premisa, la directora de Arquitectura del Paisaje de la Universidad de Sheffield, Anna Jorgensen, decidió poner manos a la obra en una problemática bastante desatendida: la contaminación del aire. Y resolvió enfocarse en una población vulnerable a la polución de las ciudades, como lo son los niños y niñas en edad escolar. Es que, según estadísticas, las y los pequeños están hasta dos veces más expuestos/as a los gases de nitrógeno y micropartículas que un adulto que vive en la misma zona.

Lo que faltaba era el lugar de la intervención. Y qué mejor que modificar el aire contaminado que afecta a las y los chicos que en los patios de las escuelas, en donde ellos/as pasan gran parte de sus días.

Pero…qué puntos en común tiene esta iniciativa, a 11.204 kilómetros, de las plantas que hoy desbordan los patios de las primarias Angela Medone de Caviglia (en Caba) y Sargento Bernabé Márquez (en el conurbano bonaerense). “La ciudad de Sheffield padece una contaminación ambiental similar a la de la Ciudad de Buenos Aires”, cuenta Verónica Fabio, titular de la cátedra Vegetación en la Facultad de Arquitectura de la UBA. “Con esa coincidencia, la directora de la universidad británica estableció lazos para iniciar un proyecto de investigación en común”. Ese es el germen del proyecto Respirar/Breathe, a fines del 2018.

Fabio, directora del proyecto, destaca dos cualidades de la iniciativa bilateral que se mantien hasta ahora. Una remite al enfoque multidisciplinario del proyecto, al unir las materias del paisaje, que proporciona su experiencia sobre la selección de plantas y especies óptimas y el diseño para la integración de la naturaleza al entorno existente, con el área social, que desempeña un papel clave al involucrar a las personas con la naturaleza y al acceso de oportunidades para un nuevo modo de vida.

La otra es la metodología para colocar los cercos verdes. La intención fue armar el plan “Laboratorio Urbano Viviente”, que implica dar soluciones basadas en la naturaleza a demandas reales que transcurren a diario en los colegios. Para ello es necesaria la participación de todos los actores de la comunidad educativa. Y así como los chicos y chicas cuidan su patio verde, aquel que contrasta con el piso de cemento de las clásicas escuelas, maestros y maestras colaboran con investigadores/as en el monitoreo de la intervención, a la vez que se suman voluntarios/as de la sociedad civil y estudiantes universitarios que eligieron esta iniciativa para su trabajo de grado.

A todo esto hay que agregarle los talleres de educación ambiental, que ofrecen aprendizajes claves sobre el medioambiente y la biodiversidad tanto a las y los estudiantes del primario, como a docentes, padres, madres y hasta a trabajadores/as de la economía popular.


Aprendizaje con y en la naturaleza

Es martes de abril y las y los niños de segundo grado de la EPB Nº6 prestan atención al cuento que lee su profesor Borja Mesones. Alrededor no hay paredes, bancos ni pizarrones, sino cientos de plantas (en las que se distingues, sobre todo, bambués), troncos de madera y una extrema calma. Estamos en el aula verde, un anfiteatro que funciona como resguardo ante la contaminación visual, sonora y del aire.

Esta es solo una de las aristas del proyecto Respirar/Breathe en esta histórica escuela bonaerense. También se incluyen una huerta con variedades de frutas y verduras, y un extenso cerco verde, instalado alrededor de todo el establecimiento educativo. Cada iniciativa está pensada al detalle: desde qué plantas fitorremediadoras usar -esto es, aquella vegetación que metaboliza gases tóxicos, como el dióxido de nitrógeno- a las instancias de evaluación y cuidado de la infraestructura verde.

“Y nuestro proyecto también hace hincapié en la concientización”, agrega Miguel Kanai, del departamento de Geografía de la Universidad de Sheffield. Entre él y Verónica Fabio explican que Respirar/Breathe apunta a una modificación holística, al enfocarse en el aprendizaje en y con la naturaleza. “A los chicos/as les consultás qué es la naturaleza y te dice ‘eso que está en la montaña’. Y la realidad es totalmente diferente: nosotros/as también somos la naturaleza”, explican a dúo. Y completan: “Cuidar el medioambiente es cuidarse a uno mismo”.

En ese sentido, la infraestructura verde no solo mejora la calidad del aire en los patios escolares -y, por consiguiente, la salud de niños y niñas- sino que también profundiza los aprendizajes sobre el medioambiente y la biodiversidad entre las nuevas generaciones.

Lo refuerza Laura Torrillas, maestra de sexto grado de la Sargento Bernabé Márquez, quien detalla el especial cuidado de sus estudiantes en la huerta. “Ellas y ellos se encargan de cuidar los plantines, de regarlos y de marcar los errores, por ejemplo, si alguien tira basura al patio”.

Por su parte, Borja destaca que las iniciativas verdes provocan una mejor respuesta de niños y niñas a los conocimientos curriculares. “Es como magia: al salir del aula e interactuar con situaciones reales, las y los chicos están más tranquilos y prestan mucha más atención”, dice el docente de segundo grado.

“El aula verde fue un regalo del cielo”, agrega.


Ser el cambio hacia adelante

“Escala humana”. Así definen Fabio y Kanai otra de las ventajas de este proyecto, que no precisa de una inversión muy alta para el desarrollo de las primeras etapas. “Decimos escala humana porque funciona un efecto multiplicador entre las personas: tras los cursos e intervenciones que damos y los cambios que observan, son los propios padres y estudiantes quienes quieren mantener y extender los arbolados instalados”, relatan sobre el crecimeinto de Respirar/Breathe.

La propuesta del proyecto ambiental abre sus puertas, por igual, a la participación de empresas, gobiernos y cualquier integrante de la sociedad civil que quiera mejorar el bienestar social.

Los especialistas también resaltan el impulso de Ubatec en este programa de infraestructura verde. “Encontramos un aliado en ellos, porque la administración de fondos excede nuestras capacidades”, cuentan Fabio y Kanai. La empresa de base tecnológica de la UBA se enfocó en llevar la diaria de los trámites burocráticos, a la vez que extendió las fronteras del proyecto para la colaboración internacional.

A diferencia de las primarias Angela Medone de Caviglia y Sargento Bernabé Márquez, la mayoría de las escuelas urbanas están rodeadas de cemento. La potencialidad de Respirar/Breathe es, justamente, cambiar esa ecuación. Pero, también, ir más allá. “Invitamos a toda la sociedad a que sea parte del cambio hacia adelante”, expone Fabio. Y completa: “Buscamos trascender las escuelas y apuntar a todos los espacios de la ciudad para cambiar infraestructura verde por gris”.

Van por buen camino.


¿Sabías que…

Ubatec fue parte del evento tecnológico más importante del año? Se trató de la Feria IT Joven, una iniciativa que duró cinco días y que buscó promover el interés de niños, niñas y adolescentes sobres los últimos avances de la tecnología, a partir de la interacción de jóvenes con empresas privadas, organizaciones, universidades, entes y programas estatales. Ubatec tuvo una participación central, al contar con un stand, en el Punto UBA, durante todas las jornadas del evento. Además, el presidente de Ubatec, César Albornoz, encabezó una recorrida con chicos y chicos de la Escuela Técnica de la UBA (ETEC) en esta exposición que fomenta la inclusión digital de las nuevas generaciones en la toma de decisiones. “Las escuelas técnicas son fundamentales para el desarrollo productivo y ferias como la #ITJoven permiten conocer las oportunidades profesionales y vincular aprendizajes con tecnologías aplicadas a, por ejemplo, realidad virtual e inteligencia artificial”, reflexionó Albornoz.

Gracias por la lectura. ¡Hasta la próxima!

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